Luis Fernando Bravo Cardales
es un multifacético cantante, creativo, compositor, músico, productor y escenógrafo que ha dejado una huella profunda en la cultura del bullerengue a través de su trabajo con la Corporación Cultural Eco de Tambó. Su versatilidad artística y su capacidad para fusionar la tradición con la innovación lo han convertido en una voz esencial dentro del activismo bullerenguero.
Su música es un reflejo de su compromiso con la justicia social y la libertad de ser uno mismo, resonando profundamente con aquellos que buscan encontrar su lugar en el mundo.
A través de sus melodías, Nando Cardales no solo celebra la rica herencia del bullerengue, sino que también utiliza su arte como un medio para promover la autoaceptación sexual y la inclusión.
Además, como productor y escenógrafo de Eco de Tambó, ha creado experiencias visuales y sonoras que elevan el bullerengue a nuevas alturas, respetando sus raíces mientras lo adapta a las sensibilidades contemporáneas.
Producción musical
Lorem ipsum dolor sit amet Lorem Ipsum. Proin gravida lorem quis bibendum
Videoteca
Lorem ipsum dolor sit amet Lorem Ipsum. Proin gravida lorem quis bibendum
Mundi mentitum hendrerit sed an, eros appetere nam in, ex putant deterruisset has. Vix petentium imperdiet dissentiunt et, verear eripuit habemus eam ea, sanctus erroribus omittantur sed at. At invenire abhorreant vel.
Entradas del Bullere-Blog
Lorem ipsum dolor sit amet Lorem Ipsum. Proin gravida lorem quis bibendumNo posts were found for provided query parameters.
Un año de Colombia me llora
Colombia Me Llora de Eco de Tambó Bullerengue es una poderosa pieza musical que, a un año de su creación, continúa resonando profundamente en la conciencia colectiva. Este trabajo musical fusiona la tradición del bullerengue con una lírica emotiva, capturando el dolor y la resistencia frente a las injusticias sociales en Colombia.
A través de su ritmo contagioso y su mensaje contundente, Colombia Me Llora ha logrado mantener viva la conversación sobre los desafíos que enfrenta el país, mientras reafirma el poder del bullerengue como una voz de protesta y esperanza.
